En la sociedad actual se requiere que los vigilantes de seguridad hagan su trabajo con destreza y sin cometer errores. Para ello, la crítica tradicionalmente ha ido enfocada en las cualidades físicas de estos trabajadores. Sin embargo, más allá de la destreza física y la pericia técnica, existe un componente crítico en el desempeño de estos profesionales que a menudo se pasa por alto: la gestión emocional. Es necesario valorar que la constante presión, la incertidumbre y el riesgo inherentes a esta profesión no solo exigen un temple de acero, sino también una habilidad sofisticada para manejar emociones, tanto propias como ajenas. A continuación, se expondrán varias técnicas para mejorar esa respuesta emocional y responder mejor a los retos a los que se enfrentan los profesionales de este sector.
La relajación progresiva
La relajación progresiva, concebida por Edmund Jacobson en los años 20, es una técnica de control emocional basada en la tensión y relajación de grupos musculares, que ayuda a reducir el estrés y la ansiedad. Es especialmente útil para profesionales de la seguridad privada, quienes enfrentan constantemente situaciones de alta tensión. Esta técnica implica el entrenamiento en la identificación y manipulación de distintos músculos, desde los pies hasta la cabeza, alternando momentos de tensión con relajación para facilitar el estado de calma mediante la respiración controlada. Su práctica regular, incluso en momentos sin estrés, es crucial para mejorar la rapidez en su aplicación ante situaciones críticas.
Su relevancia en el ámbito de la seguridad privada radica en que mejora la respuesta al estrés, aumenta la concentración y la claridad mental, previene el agotamiento profesional y mejora la salud física, contribuyendo al bienestar general.
La respiración
La respiración juega un papel crucial en la vida, permitiendo mitigar los efectos del miedo, el estrés y la ansiedad. Aunque respirar es una actividad innata, la mayoría no practica una respiración adecuada, natural y completa. Para entrenar una respiración correcta, primero se debe observar cómo respira la persona. Esto implica recostarse en el suelo en una posición relajada, con las piernas y brazos ligeramente separados y las palmas hacia arriba, y luego notar la zona del cuerpo que se eleva al inhalar y exhalar, identificando respiraciones cortas y superficiales como indicativo de nerviosismo.
El siguiente paso es practicar la respiración profunda: acostado con las rodillas dobladas, una mano en el abdomen y otra en el pecho para guiar el aire hacia el abdomen, manteniendo movimientos mínimos en el pecho. Se debe inhalar por la nariz de manera que el abdomen se eleve y exhalar por la boca, realizando respiraciones largas y profundas. Este proceso no solo mejora la capacidad pulmonar sino que también fomenta un estado de relajación profunda.
Detención o parada de pensamiento
La técnica de detención o parada de pensamiento es un método cognitivo utilizado en la psicoterapia para ayudar a las personas a controlar pensamientos intrusivos, negativos o no deseados que pueden ser abrumadores o perjudiciales para su bienestar emocional y mental. Esta técnica forma parte de las terapias cognitivo-conductuales y se basa en el principio de que es posible intervenir activamente en nuestros propios procesos de pensamiento para mejorar nuestra salud mental y nuestra respuesta emocional a diversas situaciones.
La detención de pensamiento implica varias etapas. Primero, la persona debe tomar conciencia de los patrones de pensamiento negativos o destructivos tan pronto como surjan. Una vez identificados estos pensamientos, se utiliza un comando o una señal, como decirse a sí mismo «¡stop!» o visualizar una señal de stop, para interrumpir conscientemente el flujo de pensamientos negativos. Después de detener el pensamiento intrusivo, la persona puede elegir reemplazarlo con uno más positivo o constructivo, o simplemente enfocarse en su ausencia, practicando estar en un estado de mente neutral o vacío por un momento.
En el contexto de la seguridad privada, la técnica de detención de pensamiento puede ser particularmente útil. Los profesionales en este campo pueden usar esta técnica para mejorar sus respuestas emocionales ante situaciones desafiantes, permitiéndoles mantener la calma, tomar decisiones más racionales y responder de manera más efectiva a las amenazas o situaciones de crisis. Esto no solo mejora su desempeño profesional sino que también contribuye a su bienestar psicológico al reducir los niveles de estrés y ansiedad que pueden acumularse en el ejercicio de sus funciones.
Rechazo de ideas irracionales
El rechazo de ideas irracionales es una técnica psicológica que se enfoca en identificar, cuestionar y modificar creencias o pensamientos que son falsos, exagerados o disfuncionales, y que pueden tener un impacto negativo significativo en el bienestar emocional y el comportamiento de una persona. Originada de la terapia racional emotiva conductual desarrollada por Albert Ellis, esta técnica se basa en la idea de que nuestras emociones y comportamientos son influenciados no por los eventos en sí, sino por la percepción o interpretación que tenemos de estos eventos.
Ellis identificó una serie de creencias irracionales comunes, como la necesidad excesiva de aprobación por parte de los demás, la creencia de que uno debe ser competente en todo para ser valioso, o la idea de que es catastrófico cuando las cosas no van según lo planeado. Estas creencias pueden conducir a emociones negativas como ansiedad, depresión y ira, así como a comportamientos autodestructivos.
El proceso de rechazo de ideas irracionales implica varios pasos. Primero, se anima a la persona a reconocer y expresar explícitamente sus creencias irracionales. Luego, estas creencias son sometidas a un escrutinio riguroso, donde se les pide a las personas que examinen la evidencia a favor y en contra de estas creencias, evalúen su lógica y consideren las consecuencias de mantener dichas creencias. Finalmente, las ideas irracionales identificadas son reemplazadas por otras más racionales, realistas y funcionales, que promueven una mejor salud emocional y una mayor eficacia en la vida diaria.
En el ámbito de la seguridad privada, el rechazo de ideas irracionales puede ser particularmente valioso. Los profesionales expuestos a situaciones de alto estrés y peligro pueden desarrollar creencias irracionales relacionadas con su trabajo, como la idea de que siempre deben ser perfectos en su desempeño o que cualquier error es una catástrofe. De hecho es hasta comprensible que caigan en esas ideas debido al estado de alerta que tiene que tener el vigilante en todo momento, por lo que la utilización de esta técnica es especialmente útil para descartar las posibilidades de peligro remotas y poder centrarse en las verdaderas necesidades del puesto de trabajo.