Alan Turing: el genio que ganó una guerra

Imagen generada con inteligencia artificial

La máquina Enigma es uno de los dispositivos de cifrado más fascinantes y complejos de la historia. Utilizada por la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial, esta máquina fue diseñada para crear mensajes en código que resultaran prácticamente indescifrables para el enemigo. Sin embargo, gracias al esfuerzo de matemáticos, criptógrafos y en particular al excepcional talento de Alan Turing, los Aliados lograron descifrar los mensajes codificados, un logro que contribuyó significativamente a la derrota de los nazis y, según algunos historiadores, acortó la guerra varios años.

¿Qué era la Máquina Enigma?

Enigma era una compleja máquina electromecánica de cifrado creada en los años 20 por el ingeniero alemán Arthur Scherbius. Utilizada en un principio para aplicaciones comerciales, fue adoptada por el Ejército alemán para asegurar sus comunicaciones militares, dada su capacidad de codificar mensajes de manera prácticamente indescifrable. Enigma utilizaba un sistema de rotores, teclas y cables que cambiaban constantemente, lo que generaba una inmensa cantidad de combinaciones posibles y hacía que cada mensaje fuera único y difícil de descifrar sin el código exacto.

Cada rotor de la máquina Enigma giraba con cada letra que se escribía, alterando la conexión eléctrica y generando una letra completamente distinta cada vez. La combinación de configuraciones y el cambio constante de las posiciones de los rotores permitían aproximadamente 150 quintillones de combinaciones, por lo que la probabilidad de acertar el código era extremadamente baja.

Alan Turing y el Proyecto Ultra

Cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial, los Aliados se enfrentaron a un problema grave: interceptaban mensajes alemanes, pero no podían leerlos porque estaban cifrados con Enigma. Así, en 1939, el Gobierno británico estableció un centro de descifrado en Bletchley Park, una mansión en la campiña inglesa que se convirtió en el cuartel general de los criptógrafos y matemáticos más brillantes de la época. Entre ellos estaba Alan Turing, un matemático, lógico y pionero de la informática, que pronto asumiría un papel crucial en la misión de descifrar Enigma.

Antes de Turing, matemáticos polacos, como Marian Rejewski, ya habían logrado avances significativos al descifrar versiones menos complejas de Enigma en la década de 1930. Compartieron esta información con los británicos, lo cual fue un punto de partida formidable. Sin embargo, la complejidad de la máquina Enigma utilizada por los militares alemanes era mucho mayor, y las configuraciones de sus rotores cambiaban todos los días, lo que volvía obsoletos los métodos polacos de descifrado.

La fractura de Enigma: la máquina Bombe

Alan Turing comprendió que resolver cada mensaje de Enigma manualmente sería imposible. Su idea revolucionaria fue crear una máquina que pudiera realizar cálculos rápidamente para descifrar el código. Inspirado en parte por el trabajo polaco, Turing diseñó una máquina llamada Bombe, que automatizaba el proceso de búsqueda de la configuración de los rotores de Enigma.

La máquina Bombe no «adivinaba» directamente el código, sino que eliminaba combinaciones imposibles, acortando significativamente el número de configuraciones posibles. Turing y su equipo también se basaron en “cribas” o patrones predecibles en los mensajes alemanes. Por ejemplo, los mensajes solían terminar con frases comunes como “Heil Hitler”, lo que proporcionaba una pista en el cifrado y permitía que la Bombe descartara configuraciones que no coincidían con estos patrones.

Cada día, el equipo de Bletchley Park interceptaba mensajes alemanes y, utilizando Bombe, probaba configuraciones hasta que lograban encontrar el código del día. Esto permitía que los Aliados leyeran los mensajes en tiempo real, adelantándose a los movimientos de las fuerzas alemanas.

El impacto en la guerra

Descifrar Enigma tuvo un impacto decisivo en la guerra. Los Aliados lograron anticiparse a los movimientos militares alemanes, como los ataques a convoyes en el Atlántico, lo que permitió salvar miles de vidas al proteger las rutas de suministro de Reino Unido. Asimismo, al conocer los planes de las fuerzas alemanas, los Aliados pudieron organizar operaciones militares estratégicas, evitando ataques y planificando contraofensivas con mucha más precisión.

Un ejemplo paradigmático fue la batalla del Atlántico, donde los submarinos alemanes (U-boats) atacaban a los barcos de abastecimiento británicos. Gracias a Enigma, los Aliados lograron evitar muchas de estas acciones, asegurando la llegada de suministros decisivos para el desarrollo de la guerra. De hecho, se estima que descifrar Enigma acortó la guerra varios años, salvando así miles de vidas y evitando un sufrimiento innecesario en la población afectada.

El legado de Alan Turing y Enigma

Alan Turing no solo jugó un papel determinante en la derrota de los Alemanes y sus acólitos, sino que dejó un legado imperecedero en el campo de la informática. Sus trabajos en Bletchley Park y la creación de la máquina Bombe son considerados hitos en la historia de la computación, pues sentaron las bases para los futuros ordenadores enteramente digitales.

A pesar de ello, su vida personal estuvo marcada por la tragedia. En contraste a sus extraordinarios aportes a la humanidad, Turing fue perseguido por su orientación sexual en una época en que la homosexualidad era ilegal en Reino Unido. En 1952, fue procesado y sometido a tratamientos médicos forzados, lo que afectó a su salud. Turing murió en 1954 en circunstancias trágicas, pero su trabajo fue reivindicado años después y, en 2013, recibió el merecidísimo perdón oficial de la Reina Isabel II.

Hoy en día, Turing es recordado no solo como uno de los héroes de la Segunda Guerra Mundial, sino también como un pionero de la inteligencia artificial y la informática. La historia de Enigma y Turing ha sido llevada al cine en varias ocasiones, siendo una de las versiones más conocidas la película The Imitation Game (2014), protagonizada por Benedict Cumberbatch. Esta película reivindicó la figura del héroe británico, concienció a numeroso público sobre el magnífico trabajo que llevó a cabo y condenó el trato injusto que recibió, poniendo en valor su inmenso legado.

El ingenio humano puede estar al servicio del bien o del mal, en esta historia se impone el bien, afortunadamente. Decodificar Enigma no solo permitió ganar la guerra, sino que marcó el inicio de una era de avances tecnológicos sin precedentes que hoy en día son básicos para el normal funcionamiento del mundo moderno. A través de su trabajo en Bletchley Park, Alan Turing transformó el curso de la historia y se convirtió en una figura trascendental, cuyo recuerdo sigue vivo en cada dispositivo y en cada avance en tecnología, inteligencia artificial o informática.

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