En el anterior artículo, La era fake news, introducíamos un tema de evidente actualidad y creciente preocupación para instituciones, gobiernos y particulares, como es la desinformación y las fake news o falsas noticias y bulos. Se mencionaba que en España existen actualmente 27,6 millones usuarios de Internet, de los cuales 25,5 millones utilizan diariamente las redes sociales. Las fuentes consultadas indican que el 92 por ciento de la población española entre 16 y 65 años se informa diariamente a través de Internet y que el 85 por ciento lo hace a través de las redes sociales, según datos del Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información (ONTSI) del año 2017.
Vamos a seguir desgranando este asunto guiándonos y analizando el estupendo informe elaborado por el CCN-CERT 1
Se mencionaba el propósito de las fake news y que factores favorecen su uso, por parte de entidades o personas, y con fines capciosos o espurios, normalmente.
Consecuencias de un ataque de desinformación
Acerca de las consecuencias que puede generar un ataque de desinformación, cabe decir que el principal objetivo de una campaña de desinformación es suministrar en el proceso de formación de la opinión pública de un país noticias falsas, medias verdades, información altamente subjetiva presentada como objetiva (confusión deliberada entre opinión e información) e información diseñada para producir un efecto emocional en el receptor, minimizando la probabilidad de que la procese aplicando juicio crítico.
Esta información se distribuye desde plataformas y perfiles que aparentan ser creíbles, pero que ocultan su verdadero origen y dificultan su trazabilidad. La distribución maliciosa y sistemática de informaciones de escasa calidad en el debate público pretende quebrar la confianza entre los ciudadanos de un país y dos (2) de los principales actores responsables de mantener la cohesión social: instituciones y medios de comunicación.
El Estado-Nación moderno está sustentado en un contrato social basado en la confianza que los ciudadanos depositan en su administración y sus instituciones. La quiebra de esta relación de confianza puede comprometer la solidez del tejido democrático de un Estado. En este sentido, las consecuencias de una campaña sistemática y maliciosa de desinformación entre la opinión pública pueden derivar en peligrosas consecuencias para una democracia liberal.
Pérdida de confianza en los medios de comunicación tradicionales
Los ciudadanos europeos y, especialmente, los españoles, confían cada vez menos en los medios de comunicación, así lo refleja una encuesta realizada en 2018 por el “Eldman Trust Barometer”, que concluía que solo mantienen su confianza en ellos el 44 por ciento de los ciudadanos españoles.
Hasta finales del siglo XX, los medios de comunicación tradicionales ejercían el papel de mediadores en el proceso de conformación de la opinión pública. Se trataba de agentes identificados y creíbles que creaban y transmitían mensajes que marcaban la agenda y modelaban el debate público y, en consecuencia, la cohesión social de un Estado.
Este dato coincide con los datos del pre-citado estudio conjunto de la Universidad de Navarra y la Universidad de Oxford, que también señalaba que sólo el 44 por ciento de los usuarios de Internet en España confían en las noticias que leen en los medios
El descenso de confianza de los ciudadanos hacia los medios de comunicación se explica por mecanismos causales históricos en donde entran en juego numerosos factores estructurales ligados a la evolución de las sociedades, de la política, de la tecnología, de la generación y transmisión de información, y de la revolución que afronta la propia práctica periodística.
Este escenario de cambio de la opinión pública hacia la credibilidad de los medios es aprovechado por las estrategias ofensivas de desinformación para multiplicarse y generar inestabilidad en las opiniones públicas.
Según el mencionado informe de la Universidad de Navarra y la Universidad de Oxford, España es uno de los países del mundo donde los usuarios de Internet se muestran más preocupados por ser víctimas de campañas de desinformación digital. En concreto, un 69 por ciento de los internautas reconoce su preocupación por no saber diferenciar entre lo que es cierto y es falso en Internet20. El informe de Edelman, por su parte, también coincide en destacar a España como uno de los países del mundo con mayor número de usuarios de Internet preocupados por las noticias falsas en la red.
Finalmente, el Eurobarómetro de la Unión Europea, en diciembre de 2018, recogía que el 83 por ciento de los ciudadanos europeos consideran que las noticias falsas son una amenaza real para la democracia, mientras que el 73 por ciento se muestran preocupados sobre las campañas de desinformación digital en periodos pre electorales.
Pérdida de confianza en las instituciones públicas
Por lo dicho, existen evidencias para sospechar que las campañas de desinformación están aprovechando la crisis social de confianza en los medios de comunicación para implantarse y extenderse con mayor facilidad. Sin embargo, resulta aún más preocupante comprobar cómo la confianza de los ciudadanos en las instituciones públicas de sus países también está cayendo a mínimos históricos.
En el caso de España, sólo el 24 por ciento de ciudadanos confía en sus instituciones de gobierno, según el informe de Endelman25. Uno de los principales objetivos de las campañas de desinformación es, precisamente, detectar los puntos de vulnerabilidad en el contrato social de un país y potenciarlos con el objetivo de aumentar la desconfianza entre ciudadanos e instituciones públicas.
Antes de seguir mostrando carga teórica, veamos algunas fake news que tuvieron cierto impacto mediático2. Las elecciones presidenciales de EE. UU, fueron un caldo de cultivo óptimo para esta práctica, las noticias falsas alcanzaron millones de interacciones en las redes sociales del país norteamericano y esto motivó estudios sobre el nivel de influencia de estas informaciones en el público.
- Pizzagate. Uno de los embustes más delirantes y que pudo terminar en tragedia. La noticia, difundida en noviembre de 2016 por el sitio Infowars, vinculaba a una apacible pizzería de Washington con una supuesta red de pedofilia, que además era gestionada por Hillary Clinton. El 4 de diciembre, Edgar Maddison Welch, de 28 años, ingresó con un arma al local para comprobar si era cierto lo que había leído en internet. Clientes y trabajadores huyeron y él lanzó algunos disparos. Nadie resultó herido.
- Votos fraudulentos. En octubre de 2016 circuló una noticia sobre el supuesto hallazgo de miles de papeletas de votos fraudulentos a favor de Hillary Clinton en un depósito de Ohio. La información indicaba que estaban en una urna sellada y que se habían contado junto a otros votos legales. Según Crowdtangle, una empresa que mide el rendimiento de contenidos en internet, informó que una de las webs que difundió la historia logró 6.1 millones de lectores.
- El papa apoya a Trump. En julio de 2016 una información aseguraba que el Papa Francisco había anunciado que apoyaba a la candidatura de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. La falsa noticia había sido publicada por la web satírica WTOE 5 y llegó a alcanzar un millón de interacciones en Facebook.
Gustavo Romero Sánchez
Gestor de Redes y Recursos Informáticos en el sector de la Seguridad.
Criminólogo y Antropólogo Forense
Tutor Tecnológico en Curso Superior de Ciberseguridad
- CCN-CERT BP/13 [en línea] [fecha de consulta: 13 junio 2019]. Disponible en: https://www.ccn-cert.cni.es/informes/informes-ccn-cert-publicos/3552-ccn-cert-bp-13-desinformacion-en-el-ciberespacio-1/file.html
- https://rpp.pe/lima/actualidad/fake-news-8-casos-de-noticias-falsas-que-circularon-en-el-mundo-noticia-1098044