Psicología de Masas en espacios cerrados: análisis del comportamiento, 2.

En esta segunda parte vamos a centrarnos en análisis de conductas colectivas. Si quisiera aclarar de partida que el comportamiento colectivo no es una mera cuantificación al alza de patrones conductuales individuales. El acontecer multitudinario generaría su propia sintomatología, más allá de las respuestas que un sujeto, por sus características biopsicosociales, expresaría en estos escenarios. Las características conductuales de masa tienen su propia singularidad que voy a intentar describir y razonar.

En primer lugar, y como quedó de manifiesto en anteriores artículos, en muchas catástrofes y situaciones de riesgo se observan conductas colectivas adecuadas (como por ejemplo, el orden en la evacuación de un edificio), lo cual va a permitir luchar contra la propagación irracional del peligro, o de los rumores, y la organización racional de los recursos y respuestas. Sin embargo, en otras circunstancias, las menos, se observan conductas inadecuadas como es el considerar que la situación es irreal y carente de sentido, las soluciones imposibles de poder ser materializadas, la huida con un alto grado de desorganización grupal o la falta de adherencia a las instrucciones de los intervinientes.

Planteemos de partida una serie de conductas sintomáticas:

  • ConmociónInhibiciónEstupor: los afectados se encuentran alterados por el choque emocional, sin iniciativas y cuya única movilidad es un lento éxodo centrífugo que los aleja de los lugares de la emergencia para ganar espacios amplios hacia la periferia o exterior del edificio. En estos casos el síntoma predominante en los afectados es la alteración de conciencia vigilante, observada en primer lugar como una disminución de la función de la atención. Esta falla de atención influye en el resto de las funciones cognitivas, por lo que las víctimas van a mostrar distracción, fatiga, desorientación, con pobres respuestas a estímulos, alteraciones de memoria (sobre todo memoria a corto plazo).
  • Miedo Colectivo: el sentir miedo es una reacción frecuente en situaciones de catástrofe o amenaza, pero no es una condición suficiente para que aparezcan conductas de pánico. Incluso las sensaciones de miedo pueden facilitar enormemente las conductas adaptativas. Pese a sentir y compartir un miedo intenso, muchas veces las personas llevan a cabo acciones heroicas y coordinadas. Incluso bajo estas condiciones, las personas pueden ser rápidamente inducidas a seguir las reglas de las autoridades y los líderes situacionales.
  • Pánico o Miedo Colectivo intenso: a pesar de no ser la más frecuente, se traduce en reacciones primitivas de “fuga loca” o fuga sin objetivo-desordenada, de violencia o de suicidio colectivo. Los ataques de pánico son períodos discretos de miedo o malestar intenso en los que, al menos se observan cuatro de un listado de síntomas somáticos y/o cognitivos. Entre los que se destacan:
    1. Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca;
    2. Sudoración;
    3. Temblores o sacudidas;
    4. Sensación de ahogo o falta de aliento;
    5. Sensación de atragantarse;
    6. Opresión o malestar torácico;
    7. Náuseas o molestias abdominales;
    8. Inestabilidad, mareo, o desmayo;
    9. Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de uno mismo);
    10. Miedo a perder el control o volverse loco;
    11. Miedo a morir;
    12. Parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo), y
    13. Escalofríos o sofocaciones.

Se puede observar que el miedo, el pánico y el miedo colectivo son variaciones de temor, en diferentes niveles de análisis (individual, grupal, intergrupal o colectivo), y es una emoción intensa compartida por un grupo o colectivo ante la percepción de un estímulo amenazante, cuyas fuentes pueden ser variadas.

Siendo el pánico colectivo lo que realmente indicaría el máximo exponente crítico de la situación, sería conveniente sistematizar su verdadera expresión a partir de una serie de elementos como son los siguientes:

         Componente subjetivo, un intenso miedo

         Contagio emocional, es un miedo que va a ser compartido

         Componente conductual, asociado a patrones activos donde destacan huidas masivas

Esto conduce a efectos negativos para la persona y la colectividad, ya que se trata de reacciones no adaptativas, egoístas o individualistas (“sálvese quien pueda”), que producirían más víctimas que la catástrofe misma que lo provoca.

Autores como Smelser argumentan que el comportamiento colectivo que desemboca en conductas de pánico se desarrolla a través de una cadena de pasos acumulativos y necesarios:

  1. En primer lugar aparece una sensación de estar atrapado.
  2. Además se da un malestar general provocado por esa sensación y se produce la imposibilidad de escapar de la situación por las diferentes rutas.
  3. El tercer paso que desencadena el pánico es la dificultad de comunicarse para solicitar ayuda.
  4. En cuarto lugar, estaría la percepción de peligro para la vida. El pánico aparece cuando existen trabas para movilizarse hacia la huida, y cuando se percibe que no existe una coordinación, información y actuación eficaces.

El Comité de Estudios de Desastres del Consejo Nacional de Investigaciones de EEUU concluyó que el pánico de masas era muy poco frecuente. En general, éste se producía cuando convergían cuatro elementos:

  • Estar atrapados parcialmente, se percibe que hay una o pocas vías de escape.
  • Amenaza percibida o real inminente que torna el escape en la única conducta posible.
  • El bloqueo total o parcial de la supuesta ruta de escape, y
  • El fracaso de comunicar a las zonas de atrás de la masa, o a las personas alejadas de la vía de escape, que ésta está bloqueada, por lo que siguen presionando para intentar huir por una vía inexistente (Turner y Killian).

El pánico, además, va a depender de variables indirectas y factores colaterales que condicionarían la labor de evacuación:

 del grado de coordinación percibido,

 del nivel de información,

 de la experiencia previa

 y del grado de tranquilidad con que se afronta el hecho.

En un primer momento la gente intentaría escapar lo antes posible del área de peligro, siendo entonces el mayor problema el establecer de antemano un número alternativo de rutas de escape que sean posibles, tener en cuenta las diversas maneras que hay de abandonar esa situación y planificar adecuadamente los modos de actuación, transmitiendo tranquilidad y seguridad (Quarantelli).

 

Francisco Vílchez Lara

Psicólogo

Profesor de Seguridad y Protección

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