No son miembros del ejército, ni de la policía, ni pertenecen a ninguna agencia de espionaje. Solo son trabajadores a sueldo, cuyo cometido es generar información en Internet, foros y redes sociales.
La Agencia de Investigación de Internet (en ruso IRA) es una compañía rusa, ubicada en San Petersburgo e implicada en las disputas políticas que se desarrollan en internet, cuidando los intereses del Gobierno ruso así como de personajes, políticos, países o empresarios afines al régimen de Vladimir Putin.
La mayor fuente de información de tan hermética sociedad son sus propios trabajadores, aquellos que se encargan de sembrar la red de fake news en beneficio de Rusia, generando caos informativo, controversia y discordia de un modo dirigido y preciso, en función a cual sea su misión u objetivo en determinado momento.
Esta agencia emplea identidades y perfiles falsos en redes sociales, registrados y con contenido y apariencia real. Se vale de foros de debate, sitios web, periódicos digitales y páginas de vídeos y contenido multimedia para impulsar los intereses de Moscú en relación a la política interior y exterior como pueda ser Ucrania, Latinoamérica, EE. UU u Oriente Medio.
De hecho, ya ha sido acusada de haber actuado en Estados Unidos durante la elección de Donald Trump, en Reino Unido en el referéndum del Brexit, en Francia durante la elección de Emmanuel Macron y en España con el referéndum sobre la independencia de Cataluña.
Según un informe de enero de 2017 publicado por los servicios de inteligencia de Estados Unidos, más de 1.000 empleados trabajaban hasta 2015 en un solo edificio de la agencia.
La periodista e investigadora Lyudmila Savchuk, que tuvo conocimiento de la existencia del IRA en 2014, consiguió formar parte de la plantilla un año después.
Savchuk afirma que fue captada mediante redes sociales para trabajar en industria creativa, y le indicaron que se trataba de un proyecto secreto en el ámbito de una organización igualmente secreta y, en consecuencia, los empleados debían guardar lógica confidencialidad.
La fábrica de trolls se hallaba en el numero 55 de la calle Savuchkina, en San Petersburgo, en un edificio grande y moderno. Allí estuvo trabajando dos meses junto a cientos de jóvenes en turnos de 24 horas al día. En aquel entonces se dedicaban a atacar objetivos en las campañas presidenciales de Estados Unidos, la Unión Europea, Ucrania y diversos opositores políticos del presidente Putin.
Los empleados de la Agencia, declara Lyudmila, tiene presencia en cualquier rincón de Internet, incluso en sitios vagamente visitados, allí producen todo tipo de contenido tal como comentarios, fotos o vídeos. Los trolls poseen un listado, a modo de itinerario o instrucciones, sobre los temas en los que tienen que centrase cada día. En su caso, su principal cometido durante el tiempo que estuvo activa en la IRA, fue difundir noticias negativas y manipuladas sobre Ucrania.
En función al perfil del empleado se le puede pedir que mantenga un blog, comente noticias de prensa o haga publicaciones en redes sociales con perfiles creados para el efecto o perfiles robados a propietarios legítimos.
Una faceta importante es darle un toque humano a lo que escriben para hacerlo más verosímil. Esta periodista, después de divulgar la información que recopiló durante su estancia en la agencia, ha sido acusada de colaborar o trabajar para la CIA, entre otras muchas cosas.
En países latinoamericanos ha sido especialmente notable la influencia de Rusia a través de este tipo de acciones.
El presidente Ortega, de Nicaragua, es un aliado fuerte en la región que ha recibido el apoyo ruso frente a su campaña de represión. Las excelentes relaciones entre Rusia y Cuba son ya clásicas. El Salvador, Venezuela, Colombia o Guatemala son países en los que se ha sentido la injerencia de Rusia, con intereses en la región y afinidades con ciertos líderes, en sus distintas elecciones y eventos políticos mediante su ejércitos trolls y crackers.
La preocupación por los efectos de este tipo de agencias va en aumento en Occidente, pasando de cierto escepticismo inicial a una preocupación activa, de hecho, durante las elecciones de medio término (celebradas en mitad del mandato presidencial) norteamericanas, de 2018, se lanzó un ciberataque contra la IRA, dejándola inactiva durante el día de los comicios, incapaz de propagar su información falsa y seguir con su actividad.
Recordemos que Rusia, junto con Estados Unidos, China e Israel, es una de las grandes potencias cibernéticas mundiales, con enormes recursos y capacidades para diseñar, preparar y ejecutar ciberataques de todo tipo.
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Gustavo Romero Sánchez
Gestor de Redes y Recursos Informáticos en el sector de la Seguridad.
Criminólogo y Antropólogo Forense
Tutor Tecnológico en Curso Superior de Ciberseguridad