En los últimos años el control de accesos en edificios tanto públicos como privados ha experimentado una transformación significativa debido a los avances tecnológicos y las crecientes preocupaciones por amenazas tanto físicas como virtuales. La seguridad en estos espacios se basa en gran medida en la implementación de sistemas que aseguran que solo las personas autorizadas puedan ingresar a áreas específicas. A lo largo del tiempo las soluciones de control de accesos han evolucionado desde sistemas simples como llaves físicas hasta tecnologías más sofisticadas como la biometría, las tarjetas RFID y las aplicaciones móviles.
Las tarjetas RFID que utilizan radiofrecuencia para la identificación son ampliamente empleadas en el control de accesos en oficinas, centros comerciales y lugares públicos. Su uso facilita una entrada rápida y conveniente aunque también presenta debilidades como el riesgo de clonación. Debido a esto muchas empresas están optando por soluciones más seguras como los sistemas biométricos que se basan en rasgos distintivos de las personas como huellas dactilares, el iris o el reconocimiento facial. Si bien estos sistemas ofrecen seguridad adicional generan inquietudes relacionadas con la privacidad y la gestión de información personal.
Una opción contemporánea que se ha adoptado en numerosos edificios son las cerraduras electrónicas o las aplicaciones móviles que permiten a los usuarios abrir puertas o accesos utilizando sus teléfonos. Esta innovación resulta especialmente beneficiosa en hogares y oficinas ya que elimina la necesidad de portar una tarjeta física y simplifica la gestión remota del acceso. No obstante, al igual que con cualquier avance tecnológico estos sistemas pueden ser susceptibles a ciberataques lo que resalta la relevancia de proteger no solo la seguridad física, sino también la digital.
A pesar de los avances en las tecnologías de control de acceso, hay muchas dificultades al implementarlas en edificios antiguos. Muchos de estos lugares no están preparados para incorporar tecnologías sin realizar una actualización sustancial de su infraestructura, lo que aumenta los gastos. Además, los sistemas digitales de control de acceso, que utilizan redes Wi Fi o conexiones a internet, son susceptibles a ciberataques. Esto obliga a las empresas a implementar medidas de seguridad adicionales como el cifrado de datos y actualizaciones regulares para prevenir posibles brechas de seguridad. Otro desafío en la adopción de estas soluciones es el de la privacidad. En España la legislación de protección de datos impone requisitos estrictos sobre la gestión de información personal. El uso de sistemas biométricos y cámaras de vigilancia puede plantear conflictos con estas normativas si no se establecen medidas adecuadas para asegurar el uso y almacenamiento de los datos de manera segura.
Por otro lado el coste de implementar y mantener estos sistemas de control de acceso puede ser un obstáculo especialmente para pequeñas y medianas empresas o administraciones públicas con presupuestos limitados. A pesar de que estas soluciones ofrecen un mucha seguridad, la inversión inicial puede ser considerable, lo que lleva a muchas empresas a elegir alternativas más económicas o soluciones mixtas. En los últimos años, el concepto de edificios inteligentes ha transformado la manera en que se gestiona la seguridad. Los edificios inteligentes integran sistemas automatizados que van desde la climatización hasta el control de accesos, todos ellos gestionados a través de plataformas digitales centralizadas. Uno de los elementos clave en este tipo de infraestructuras es el Internet de las Cosas (IoT), que permite que dispositivos como sensores de movimiento, cámaras de seguridad y sistemas de control de puertas se comuniquen entre sí para crear un entorno más seguro y eficiente.
La inteligencia artificial IA está desempeñando un papel cada vez más relevante en los sistemas de control de acceso de edificios inteligentes. Mediante algoritmos avanzados la IA puede reconocer patrones de comportamiento sospechoso y anticipar posibles amenazas antes de que se materialicen. Además, la automatización del acceso en edificios inteligentes permite ajustar los niveles de seguridad según la hora del día, el número de personas presentes o el perfil de riesgo de los visitantes.