Julius y Ethel Rosenberg.

La historia de los Rosenberg es uno de los casos más controvertidos y emblemáticos en la historia del espionaje y la Guerra Fría. La ejecución de Julius y Ethel Rosenberg, el 19 de junio de 1953, generó un intenso debate sobre si su condena y sentencia a muerte fueron justas o si fueron víctimas de una caza de brujas y una estrategia para obtener más información sobre la red de espionaje soviética en Estados Unidos.

En aquellos años existían insistentes rumores sobre la existencia de una red de espionaje soviética en Estados Unidos, que adquirieron mayor fuerza con las primeras pruebas nucleares de los soviéticos (agosto de 1949), tan sólo 4 años después del lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima (6 de agosto de 1945) y Nagasaki (9 de agosto de 1945).

El 5 de septiembre de 1945, Igor Serguéyevich Gouzenko, que era especialista en cifrado en la embajada soviética en Ottawa, Canadá, desertó con un centenar de documentos sobre actividades de espionaje. Gouzenko jugó un papel crucial en la revelación de la red de espionaje soviética en Estados Unidos

A lo largo de los años, ha habido diferentes perspectivas y opiniones sobre la culpabilidad y el nivel de participación de los Rosenberg en el espionaje. Algunos sostienen que jugaron un papel significativo al proporcionar información sobre la bomba atómica a la Unión Soviética, mientras que otros argumentan que su participación fue mínima y que fueron utilizados como chivos expiatorios para obtener más nombres y detalles sobre la red de espionaje.

Los interrogatorios y documentos de Gouzenko revelaron efectivamente la existencia de una red de espías soviéticos que se habían infiltrado organizaciones gubernamentales y científicas clave. Entre los nombres mencionados en los documentos se encontraban Allan Nunn May, físico nuclear británico, detenido en 1946 y condenado a 10 años de trabajos forzados; Klaus Fuchs, un físico teórico de origen alemán que trabajó en el Proyecto Manhattan en Estados Unidos, detenido en febrero de 1950 y condenado a 14 años de prisión; y David Greenglass, un exmaquinista del ejército de los Estados Unidos que había trabajado en el Laboratorio de Los Álamos.

Durante los interrogatorios a Greenglass, se mencionaron los nombres de su hermana Ethel Rosenberg y el marido de ésta, Julius, un ingeniero eléctrico de Nueva York. Greenglass afirmó que él era inocente y que había sido su cuñado, Julius, quien lo había presionado para obtener información ilegalmente sobre la bomba atómica.

Las declaraciones de Greenglass y la implicación de los Rosenberg en el caso generaron un gran revuelo y llevaron a su arresto y posterior juicio. Greenglass fue detenido en junio de 1950 y condenado a 15 años de prisión. Julius y Ethel Rosenberg fueron detenidos, respectivamente, el 17 de julio y el 11 de agosto de 1950.

El juicio contra los Rosenberg comenzó el 6 de marzo de 1951 en el Tribunal del Distrito Sur de Nueva York, presidido por el juez Irving Kaufman. El principal testigo de la acusación fue el hermano de Ethel, David Greenglass, quien acusó al matrimonio de haberlo convertido en espía, y haber sido testigo de cómo Ethel había transcrito información sobre secretos nucleares.

El 29 de marzo de 1951, el jurado emitió un veredicto de culpabilidad contra los Rosenberg, y el 5 de abril fueron condenados a muerte por el juez Irving Kaufman por pasar información relacionada con la defensa nacional a un gobierno extranjero. El juez Kaufman argumentó que no solo eran responsables de espionaje, sino que también eran responsables de las muertes estadounidenses en la guerra de Corea, ya que la información filtrada había ayudado a los rusos a desarrollar la bomba atómica y provocar la agresión comunista en Corea.

En la última carta que escribió Ethel desde la cárcel pedía a su abogado que cuidarán de sus hijos, y decía: “No estoy sola. Muero con honor y dignidad, sabiendo que mi esposo y yo seremos reivindicados por la historia”.

La ejecución en la silla eléctrica tuvo lugar en la cárcel de Sing Sing, pasadas las 20:00 horas del 19 de junio de 1953: primero Julius, a las 20:06 y después Ethel, a las 20:16.

Es cierto que han existido argumentos de que los Rosenberg podrían haber sido utilizados como «cabezas de turco» en el contexto de una caza de brujas anticomunista y como una estrategia para obtener información sobre otros posibles espías involucrados en actividades de espionaje para la URSS. También ha sido sugerido que Ethel fue detenida e incriminada para presionar a Julius. Lo cierto es que el matrimonio Rosenberg siempre mantuvo su inocencia y no delataron a otros presuntos espías o colaboradores, aunque nunca negaron su afiliación comunista.

También es cierto que, con el paso del tiempo, se han realizado evaluaciones sobre la cantidad y la calidad de la información que Julius y Ethel Rosenberg supuestamente proporcionaron a la Unión Soviética. Algunos expertos han sostenido que la información que recopilaron era limitada y de poco valor estratégico o científico.

En los últimos años, con la desclasificación de documentos y la revisión de pruebas, existe un cierto consenso en que Julius Rosenberg estaba involucrado en actividades de espionaje y proporcionó información clasificada a la Unión Soviética. Sin embargo, el grado de participación de Ethel Rosenberg sigue siendo objeto de debate.

Independientemente de las opiniones sobre su culpabilidad, la ejecución de los Rosenberg se convirtió en un símbolo de la época y fue un evento significativo en la historia de Estados Unidos y la Guerra Fría. Su caso sigue siendo objeto de estudio y debate, y continúa generando controversia.

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