¿De qué hablamos cuando hablamos de resiliencia emocional?

En el anterior artículo nos adentramos en las bases y fundamentos de la Resiliencia y su enorme importancia en el ámbito de las emergencias. El personal de emergencias se enfrenta a situaciones de altísima presión, desde rescates en catástrofes naturales hasta accidentes de tráfico o crisis sanitarias. Ante este tipo de desafíos, no solo es necesaria la fortaleza física y técnica, sino también la capacidad de gestionar y recuperarse emocionalmente de eventos potencialmente traumáticos. Es precisamente sobre este aspecto particular sobre el que trabajaremos en esta exposición, de cara a su praxis en el entorno laboral, tanto a nivel individual como grupal.

La Resiliencia Emocional no implica simplemente «aguantar» o evitar sentir emociones intensas. Al contrario, se trata de cómo respondemos ante el estrés, el dolor o la adversidad, y de nuestra capacidad para recuperarnos y continuar funcionando de manera efectiva.

Independientemente del entorno laboral donde nos ubiquemos, la resiliencia o entereza es la capacidad para adaptarse a las situaciones adversas con resultados positivos. En un principio se interpretó como una condición innata, luego se enfocó en los factores no solo individuales, sino también familiares y comunitarios, actualmente en los culturales. Los investigadores del siglo XXI entienden la resiliencia como un proceso de baño comunitario y cultural, que respondería a tres modelos que la explican: un modelo «compensatorio», otro de «protección» y por último uno de «desafío».​ Asimismo, la resiliencia es la capacidad de tener éxito de modo aceptable para la sociedad a pesar de un estrés o de una adversidad que implica normalmente un grave riesgo de resultados negativos. ​ También se define como un proceso de competitividad donde la persona debe adaptarse positivamente a las situaciones adversas. ​

La resiliencia emocional es la capacidad de adaptarse y superar situaciones difíciles o traumáticas manteniendo una salud mental equilibrada. No significa estar exento de emociones negativas como el miedo, la tristeza o la frustración, sino saber manejarlas de forma constructiva. En el contexto del trabajo de emergencias, ser resiliente emocionalmente no implica que las situaciones no impacten emocionalmente, sino que una persona resiliente es capaz de manejar esos impactos sin que interfieran en su capacidad de actuar y tomar decisiones críticas.

Por tanto, el personal de emergencias con resiliencia emocional es aquel que puede reconocer sus emociones, procesarlas y seguir adelante, sin que la presión de una situación peligrosa o crítica afecte negativamente a su rendimiento a largo plazo.

Si además se tiene en cuenta que este entorno laboral es exigente y está lleno de incertidumbre, ya que se enfrentan el peligro, la muerte y el sufrimiento humano a diario; hace que su bienestar emocional sea una prioridad para evitar el estrés postraumático, el agotamiento profesional (burnout) o la incapacidad de rendir al máximo nivel.

Veamos las ventajas que presentaría un profesional emocionalmente resiliente:

– Manejo eficaz del estrés mediante la “inversión situacional”: Las situaciones de alta presión se convierten en oportunidades para demostrar capacidades, en lugar de generar ansiedad paralizante.

– Reducción del riesgo de trastornos psicológicos: La resiliencia emocional reduciría la probabilidad de sufrir trastornos como la depresión, el estrés postraumático o la ansiedad severa tras eventos traumáticos.

– Toma de decisiones claras: En momentos críticos, las emociones no obstaculizarían la capacidad de análisis y la resolución de problemas.

– Mejora del bienestar general: Un trabajador resiliente disfruta de una mejor salud mental y física a largo plazo, mejorando tanto su vida personal como su eficacia profesional.

Ahora bien, para poder obtener esos beneficios resilientes se necesita un andamiaje previo compuesto por varios factores clave que ayudan al sujeto a sobrellevar la adversidad. Los más relevantes serían:

– Autoconocimiento emocional: Ser consciente de tus emociones y cómo estas te afectan es el primer paso para gestionarlas eficazmente. Esto implica reconocer señales tempranas de estrés o agotamiento emocional, como la irritabilidad, la fatiga constante o la ansiedad creciente.

– Control emocional: La capacidad de gestionar las emociones y no dejarse arrastrar por ellas en momentos críticos es vital en situaciones de emergencia. Los trabajadores que saben regular sus emociones son capaces de mantener la calma en circunstancias caóticas.

– Pensamiento positivo y flexible: La resiliencia se apoya en la capacidad de ver una situación difícil desde varias perspectivas, manteniendo una actitud positiva sin negar la realidad. En el trabajo de emergencias, esto significa ser capaz de buscar soluciones efectivas incluso en las situaciones más adversas.

– Apoyo social: Tener una red de apoyo es esencial para desarrollar resiliencia. Compartir experiencias con compañeros que entienden la presión del trabajo de emergencias ayuda a procesar el estrés acumulado. El trabajo en equipo y la empatía mutua entre los colegas son fundamentales.

– Sentido de propósito: Encontrar un significado o propósito en el trabajo es otro factor clave para la resiliencia emocional. Los trabajadores que sienten que su labor es valiosa y que contribuyen al bienestar de otros tienen más facilidad para superar las dificultades.

Aunque algunas personas pueden ser naturalmente más resilientes que otras, la resiliencia emocional es una habilidad que se puede desarrollar con entrenamiento y práctica:

Prácticas de autocuidado

– Ejercicio físico regular: No solo fortalece el cuerpo, sino que también mejora la salud mental al liberar endorfinas.

– Sueño adecuado: El descanso es esencial para procesar emociones y evitar el desgaste emocional.

– Alimentación saludable: Comer de manera balanceada ayuda a mantener un buen estado de ánimo y niveles de energía estables.

Técnicas de manejo del estrés

El manejo del estrés en el momento es fundamental para no ser abrumado en una situación crítica. Las siguientes técnicas de afrontamiento directo pueden ser muy eficaces:

– Respiración profunda y mindfulness: Estas técnicas ayudan a mantenerse en el presente y reducir la ansiedad.

– Visualización positiva: Imaginarse actuando con éxito en situaciones difíciles puede preparar la mente para afrontar mejor los desafíos.

Desarrollar una red de apoyo

La cohesión grupal o efecto “membrecía” ha demostrado en múltiples facetas laborales la alta incidencia no solamente en resultados y motivación, sino el impacto en la salud emocional y mental de los intervinientes.

Terapia y descompresión emocional

Es fundamental que el personal de emergencias tenga acceso a servicios psicológicos para abordar traumas o emociones no procesadas. Programas de terapia breve o técnicas de descompresión (Debriefing o Defusing),  tras eventos críticos ayudan a liberar el estrés emocional acumulado.

Para concluir hay que enfatizar que en el mundo de las emergencias, la resiliencia emocional no es solo un recurso valioso, es una necesidad. Desarrollar esta habilidad permite a los trabajadores de emergencias no solo soportar las presiones diarias, sino también recuperarse de ellas y seguir ofreciendo el mejor servicio posible. Invertir en la resiliencia emocional no solo mejora el bienestar personal, sino también la eficiencia operativa y la calidad de atención a las personas que dependen de ellos en situaciones críticas.

Síguenos en...