Creeper: el primer virus de la historia

En el ámbito de la ciberseguridad, los términos virus y gusano se refieren a tipos específicos de malware (software malicioso), pero con diferencias notables en cuanto a su comportamiento y forma de propagación.

Un virus informático depende de un archivo o documento huésped para propagarse. Se adjunta como documento o archivo legítimo y solo se activa cuando el usuario clica sobre él. Esto significa que un virus no puede propagarse ni infectar otros sistemas sin intervención humana.

Los virus pueden propagarse a través de medios extraíbles, redes, recursos compartidos o archivos adjuntos en correos electrónicos.

Aunque los virus pueden ser diseñados con diversos fines, desde simples bromas hasta daños severos en el sistema, su característica distintiva es la necesidad de adjuntarse a otros programas para su distribución.

A diferencia de los virus, los gusanos son autónomos y no requieren un archivo huésped para propagarse. Un gusano es un código que puede autorreplicarse y difundirse automáticamente a través de redes, explotando vulnerabilidades existentes en los sistemas a los que se conecta.

Los gusanos se propagan sin la necesidad de intervención humana, utilizando redes para enviar copias de sí mismos a otros sistemas, donde se duplican y continúan el proceso. La propagación, escalada y dispersión de la infección puede ser muy eficaz y rápida.

Estos códigos maliciosos pueden tener varios fines: daño directo a los sistemas que infectan, consumo de ancho de banda o recursos del sistema – lo que lleva a un perjuicio del rendimiento – o, incluso, el colapso de redes completas.

Así, la principal diferencia entre virus y gusanos radica en su modo de propagación y su dependencia, o no, de un archivo huésped. Mientras que los virus necesitan ser ejecutados por un usuario y se adjuntan a archivos para su distribución, los gusanos son capaces de operar y propagarse de manera independiente, explotando vulnerabilidades de red para infectar otros sistemas sin necesidad de una acción directa por parte del usuario.

Ambos tipos de malware pueden causar daños significativos, pero sus estrategias y efectos potenciales sobre los sistemas y redes informáticas varían, lo que requiere diferentes enfoques y herramientas para su detección, prevención y eliminación.

Creeper

La simple mención de las palabras virus o gusano despierta en nosotros un atávico y digital terror. Este miedo se alimenta de la incertidumbre y la impotencia ante la posibilidad de una invasión silenciosa y devastadora que pueda comprometer la privacidad, seguridad e integridad de nuestros dispositivos electrónicos. Imaginamos distópicos escenarios apocalípticos en los que nuestros archivos personales, fotos, documentos y datos importantes caen en manos perversas o se pierden irremediablemente.

Sin embargo, el origen de estos fenómenos digitales es, en cierto modo, mucho más inocente y curioso de lo que podría imaginarse. Esta historia comienza en los albores de la computación, concretamente en el año 1971, con la aparición del primer virus informático: el Creeper.

El nacimiento de Creeper

Desarrollado por Robert Thomas, un programador de la empresa BBN Technologies, Creeper fue un proyecto diseñado para demostrar la viabilidad de un programa autorreplicante. No fue creado con la intención de dañar o infiltrarse en sistemas de forma maliciosa, sino como una prueba en un entorno controlado. El virus se ejecutaba en la red ARPANET, precursora de lo que hoy conocemos como Internet, y afectaba a computadoras DEC PDP-10, que corrían bajo el sistema operativo TENEX. Se programó en un lenguaje de bajo nivel o lenguaje ensamblador específico para estos equipos.

El funcionamiento de Creeper era relativamente simple, pero innovador para su época. Una vez que infectaba una máquina, el programa se replicaba a sí mismo y buscaba otra computadora en la red para infectar, mostrando el mensaje: I’m the Creeper, catch me if you can! (Soy el Creeper, ¡atrápame si puedes!). Este comportamiento autoreplicante fue lo que lo distinguió como el primer virus en la historia de la computación.

Reaper: el liberador

La aparición de Creeper causó cierto revuelo en el mundo de la informática; para combatirlo se creó un segundo programa llamado Reaper (Segador), diseñado para buscar y eliminar a Creeper. El Reaper puede considerarse el primer antivirus de la historia. Ambos códigos, el virus y el antivirus, protagonizaron la primera y encarnizada batalla digital de la historia, marcando el comienzo de lo que sería una larga carrera armamentística en el ámbito de la ciberseguridad.

El Legado de Creeper

Aunque Creeper no fue diseñado para ocasionar daños, su existencia planteó importantes cuestiones sobre la seguridad, la privacidad y la ética en el mundo digital. Este experimento temprano demostró la vulnerabilidad de los sistemas informáticos y la facilidad con la que un programa podría propagarse a través de redes, anticipando los amenazas a las que habríamos de enfrentarnos en las siguientes décadas.

Creeper fue un toque de atención para los investigadores y los profesionales de la tecnología acerca de la necesidad de desarrollar sistemas más seguros y mecanismos de defensa efectivos. A partir de este momento, el desarrollo de software antivirus se convirtió en un campo de estudio importante y necesario, evolucionando con la tecnología y adaptándose a las nuevas amenazas.

La evolución del malware

Desde el benévolo Creeper, los virus informáticos han evolucionado drásticamente. A lo largo de los últimos años hemos sido testigos de la aparición de malware cada vez más sofisticado, capaz de causar importantes daños a usuarios, empresas y gobiernos. Códigos maliciosos como ILOVEYOU, Mydoom, Stuxnet o WannaCry han marcado hitos en la historia de la ciberseguridad, mostrando la necesidad de una continua innovación, desarrollo y adaptación en el campo de la seguridad informática.

La evolución de los virus ha ido de la mano con los avances tecnológicos, aprovechando las vulnerabilidades de sistemas operativos, redes sociales y dispositivos conectados. En este juego del gato y el ratón, tanto los creadores de malware como los expertos en seguridad informática han tenido que adaptarse rápidamente a nuevos escenarios, desarrollando técnicas y herramientas más avanzadas para enfrentarse a las amenazas del momento.

El principio de todo

El Creeper, aunque básico para la tecnología actual, marcó el comienzo de una era en la que la seguridad informática se convertiría en una preocupación para la sociedad de la información -y la sociedad en general-. Su legado es un recordatorio constante de que, en el mundo digital, la innovación y la seguridad deben avanzar de la mano. A medida que caminamos hacia un futuro cada vez más conectado, la historia de Creeper nos enseña la importancia de mantenernos vigilantes, de anticipar las amenazas antes de que se materialicen y de construir un ecosistema digital que sea seguro para todos.
El primer virus de la historia, lejos de ser una simple nota a pie de página en los anales de la tecnología, es un capítulo fundamental que nos ayuda a comprender el desarrollo y la complejidad del panorama actual de la ciberseguridad. Creeper nos recuerda que, en el reino digital, los desafíos son omnipresentes, pero también lo son las oportunidades para innovar y proteger nuestro mundo conectado.

¿Virus o gusano?

Como colofón a este artículo, y para confrontarlo con las definiciones dadas en el proemio del mismo, cabe señalar que Creeper es considerado el primer virus informático de la historia, no el primer gusano. Aunque su método de propagación, a través de ARPANET, podría asimilarlo conceptualmente a un gusano moderno, se le clasifica como virus porque su intención era demostrar la posibilidad de un programa autoreplicante. No obstante, es importante señalar que las definiciones de virus y gusano han evolucionado con el tiempo y la línea que los separa puede ser difusa, especialmente en las etapas tempranas de la ciberseguridad. Es cierto que Creeper se clonaba a sí mismo y se movía a través de la red mostrando su mensaje, pero también lo es que necesitaba infectar sistemas para copiarse, una característica típica de los virus.

Síguenos en...